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Ya que todos moriremos, ¿Cuál es nuestra esperanza?

Espero que entiendas ahora que la Biblia enseña que todos morimos porque todos hemos pecado contra el Dios del Universo y hemos ganado castigo de muerte por eso. Ahora, ¿qué vamos a hacer? ¿Cómo podemos tener esperanza de ir al cielo y evitar el infierno? 

 

Si fueramos encontrados culpables en una corte de la tierra porque cometimos crímenes, la única cosa que podríamos hacer es arrojarnos a la merced del juez y rogar una indulgencia en cuanto a la pena de cárcel. Aquí tenemos las buenas noticias, que Dios, el Juez Justo de todo el universo, es grande en misericordia (Salmo 86:5, Efesios 2:4-6).

Las Buenas Noticias

¿Sabes lo que hizo Dios para los pecadores para que no tengamos que estar sentenciados a castigo eterno en el infierno?

Dios mandó con misericordia a su hijo, Jesucristo, para que muriera en la cruz para tomar el castigo de todos los que se arrenpentieron de sus pecados y los que confían en él para recibir perdón. Una de las últimas frases que Jesús dijo antes de morir fue “Consumado es” (Juan 19:30). Esto significó que la deuda que debemos a Dios por nuestros pecados ha sido pagada totalmente por Jesús. Ya que Dios no solo es cariñoso y misericordioso sino también justo y santo, él no va a pasar por alto el pecado y permitir que los culpables sean sin castigo (Éxodo 34:6-7). Porque Dios es bueno, tiene que castigar el pecado. Como consecuencia, en su bondad, hizo un camino santo para que la justicia se cruzara con clemencia en la cruz de Jesucristo.

La Biblia explica que, sin el derramamiento de sangre, no hay remisión de pecados. Y Jesucristo, que nunca pecó, se convirtió en pecado en la cruz para recibir la ira y el castigo que merecemos por nuestra traición contra él (Hebreos 9:22, 2 Corintios 5:21, Hebreos 12:2). Solamente un sacrificio infinitamente perfecto podría pagar lo que se debía a un Dios infinito, santo, puro, y perfecto. Favor de pensar en esto…. El Dios de los cielos y la tierra que ha sido ofendido y sigue siendo ofendido cada día, todos los días. ¿Cuánto tiempo te costaría para pagar tu deuda en el infierno, ya que eres finito mientras que Dios es infinito (Lucas 12:58-59)?

¿Tienen sentido las cosas que has leído aquí? ¿Crees que son verdaderas? Espero que consideres estas afirmaciones con la urgencia con la cuál las presentamos. Recuerda que todos morimos una sola vez y después de esto es el juicio, y nadie tiene una garantía de aún 30 minutos más de la vida. Favor de continuar leyendo para entender un poco más acerca de la persona de Jesús Cristo y lo que tienes que hacer para ser salvo.

Jesús Cristo
El Señor y el Salvador

La Biblia le da muchos títulos a Jesucristo, el hijo unigénito de Dios. Nos dice que Él es el camino, la verdad, la vida eterna, nuestro gran Dios y Salvador, que creó el universo y lo sustenta con su poder (Juan 14:6, 1 John 1:1-5, Isaías 9:6, Tito 2:13, Colosenses 1:15-16, Hebreos 1:3). Se preparó un cuerpo físico para Él, y salió temporalmente de los cielos, se puso carne humana y fue con obediencia a la cruz para salvar a todos en el mundo que crean en Él. Al tercer día, Dios le resucitó de entre los muertos como evidencia que su pago fue aprobado por Dios, el Padre. La muerte no pudo vencer al Hijo que fue sin pecado (Hebreos 10:4-7, Lucas 1:26-35, Hechos 2:24, 1 Corintios 15:1-9, Filipenses 2:5-11). 

¿Qué debo hacer para ser salvo?

Querido lector, la Biblia nos dice que para ser salvo de la segunda muerte, tenemos que arrenpentirnos (que es alejarnos de nuestro pecado y acercarnos a Dios) y confíar en Jesucristo para nuestra salvación. El arrepentimiento incluye la confesión que somos pecadores y ser sinceros que hemos ofendido a Dios por romper sus leyes.

La confianza en Jesús requiere un entendimiento de nuestra necesidad de un salvador para que él pague nuestra deuda infinita, que no podemos pagar, pero que debemos a Dios por nuestros pecados. Confiamos en la obra cumplida de Jesús en la cruz para cubrir nuestra deuda de pecado delante de Dios y para limpiarnos de nuestra inmoralidad (Marcos 1:14-15, Hechos 4:10-12, 1 Juan 1:8-10). 

¿Cómo lo hago?

La honestidad delante de Dios que hemos pecado y roto sus leyes, y el oído del evangelio (las buenas noticias) de Jesucristo son las herramientas que el Espíritu de Dios utiliza para causar que seamos nacidos otra vez (Juan 3:3). De esta manera, venimos para reconciliarnos y tener la paz con Dios. Cuando nos arrepentimos y llamamos el nombre del Señor Jesús, Dios en su misericordia, hace lo que no podemos hacer por nosotros mismos. Él aplica la obra expiatoria que es infinitamente perfecta de Jesucristo por nuestros pecados y los sella que sean pagado en su totalidad. Como criaturas finitas, nunca podemos pagar la deuda que debemos al Dios Infinito por nuestros pecados. Por lo tanto, cuando pecadores culpables están sentenciados a la cárcel de Dios, que es el infierno, es una condena eterna. Los presos no pueden salir nunca porque sus deudas nunca están pagadas en su totalidad. Pero Dios promete que cuando nos arrepentimos y confiamos exclusivamente en la obra de Jesuscristo para salvarnos, Él nos perdonará, nos limpiará de nuestros pecados, nos dará corazones nuevos, y nos declarará justos en su vista (Juan 3:3-5, Ezequiel 36:25-27, 2 Corintios 5:20-21).

Querido lector, te suplicamos que empieces una conversación con Dios en el lugar donde te encuentres. Si encuentras que tu corazón está frío con Dios o indiferente a su pecado, pide que Dios te convenza que eres un pecador (Marcos 7:20-23).  

Si sabes que has pecado contra Dios, pero no te sientes has pecado, pide que Dios te otorgue una tristeza piadosa que lleva al arrepentimiento. (2 Corintios 7:10).

Si crees que Jesucristo es el Señor y el Salvador, pero es difícil creer que es tu Señor y tu Salvador, pide que Dios te de la fe para confiar en Cristo para la vida eterna. Dios promete que todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo (Romanos 10:13). Necesitamos la fe para creer la palabra de Dios (Hebreos 11:1-3, 6).

Antes de entender las buenas noticias, necesitamos entender las malas noticias que somos pecadores y que es horrenda cosa caer en manos del Dios vivo (Hebreos 10:31).

 

Un pastor provee una analogía para prepararnos para la eternidad. Él describe a dos personas en un avión que está a punto de tener un accidente. Los dos tienen paracaídas, pero solamente uno se lo pone antes de saltar del avión. El otro decide agitar sus abrazos como alas para salvarse a sí mismo. La persona sabia que confió en el paracaídas y no en su propia capacidad de volar sobrevivió. Igualmente, tenemos que confiar en el pago que Jesús hizo para nuestro perdón y justificación delante de Dios. Querido lector, te suplicamos que te pongas el paracaídas.

He pedido

Si le has pedido a Dios por algo arriba, favor de hacer clic abajo para ver a dónde vamos ahora.

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